miércoles, 29 de mayo de 2013



Un lugar para bien morir

Ayudar a morir es tarea de todos, y no solo de los servicios sanitarios. Es sabido que los cuidados paliativos básicos, como controlar el dolor, pueden ser impartidos en el domicilio por personal especializado, sin necesidad de acudir a un servicio público. El miedo a la muerte colapsa los hospitales; estos se ven impotentes ante enfermos insalvables, crónicos sin esperanza alguna de vida, que acuden a los centros sanitarios en busca de un lugar para morir.
Antiguamente los enfermos terminales eran arropados por sus familias en sus propios domicilios, y en su lecho de muerte se apreciaba la paz con la que exhalaban el último suspiro entre sus seres más queridos, lejos de uniformes extraños.
De niña sentía una profunda pena cuando en las películas veía cómo los elefantes se desplazaban a un cementerio para morir. Entonces eran los únicos que, en medio de una profunda tristeza, morían fuera del entorno que había sido su hogar de siempre.

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