martes, 28 de mayo de 2013

Brilat

Un grupo de atléticos muchachos vienen hacia la terraza donde tomamos café. Un deslumbrante sol otoñal me impide ver qué portan en sus manos. A medida que se aproximan la imagen es más nítida, y los instrumentos musicales se revelan gratamente ante mis asombrados ojos. "¿Pero no lo sabías?, comentó uno de mis contertulios. "Es la Brilat. Cada año desfila en la procesión en honor a San Cipriano, nuestro patrono".
Una procesión de hermosos y sensibles jóvenes inundó las calles de bellas melodías, arrancando infinidad de suspiros entre la multitud que presenciaba el paso del Santo.
Más tarde, al pie de la iglesia parroquial, bajo un par de olivos como mudos testigos de una música ahogada por los aplausos, comprendí el valor de un ejército. Un ejército de paz.

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