Ya no hay que levantarse, eso se repiten cada día más de seis millones de
personas que, desgraciadamente, han perdido su empleo. Las fábricas, las
tiendas, los pequeños y grandes locales han echado el cierre, y las listas de
contratación del Sergas, aquí en mi querida Galicia, han quedado congeladas. Y
el frio aprieta en un mayo que termina. M. R. S. T... son algunas de esas
personas que habían estado prestando servicio en los centros de salud de la red
gallega, y que ahora, gracias a la política nefasta del congelador, duermen en
una lista apolillada de Pontevedra Norte, ya que, desde hace más de dos años,
no han sido llamados un solo día. Está claro que los políticos no tienen alma.
Y el poco sentido común que les quedaba lo han facturado con rumbo: Alemania.
Un país frio y calculador ha hipnotizado al resto de Europa.
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