Narco esposas
Las mujeres de los narcos no solo son sus
mayores testaferros, sino que además les defienden a muerte. Son como
una manada de toros bravos que clavan los cuernos, regalo de sus
maridos, en su víctima con la saña del que ve peligrar el alto nivel de
vida del que vienen disfrutando. Estos narco-animales no dan nada a
cambio de nada. No hacen regalos a los pobres. Y siempre esperan algo de
aquel a quien han paseado en sus barcos, o rodeado del lujo de sus
mansiones, en cuyas mesas posan los mejores manjares de la fructífera
ría de Arousa.
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